Visitar San Marino es la oportunidad idónea para conocer y descubrir una zona única por sus tradiciones y belleza, inmersa en un escenario naturalista digno de mención.
Nada más entrar en la ciudad, le recibirá la pequeña puerta de San Francesco, antaño puesto de guardia, que ahora sirve de entrada al centro histórico. Una visita obligada es la Piazza della Libertà y el Palazzo Pubblico, que aparece en todas las postales de San Marino; aquí es donde reside el gobierno del país. En la Piazza della Libertà se encuentra la estatua del mismo nombre, no la de Nueva York, pero igualmente encantadora, elegante y armoniosa.
San Marino está a sólo cuarenta minutos de Rimini, ¡aproveche la oportunidad de visitar la famosa parada de la Riviera Adriática! Con su mar y su vida nocturna, no le decepcionará.
San Marino debe su nombre a su fundador, Marino, que se convirtió en santo tras su muerte. Antes de morir, dejó a su comunidad con estas palabras: <<Os dejo libres de ambos hombres>>, refiriéndose al Papa y al Emperador. Desde entonces, la ciudad mantuvo su dependencia todos estos años.