Situada a lo largo de la Vía Francigena, San Gimignano se desarrolló entre los siglos XII y XIII, impulsada por las familias nobles locales. Al rivalizar entre sí, las familias erigieron casas-torre como símbolo de su poder y ostentación de riqueza. De las más de 70 torres originales, hoy quedan 14, pero son más que suficientes para dibujar el singular horizonte de este pueblo, catalogado entre los más bellos de Italia.
Parada ineludible en cualquier recorrido por la campaña toscana, San Gimignano se puede visitar en pocas horas pero guarda muchos tesoros.
Entre los mejores lugares de interés de San Gimignano están las murallas, la Piazza del Duomo, la iglesia de la Collegiata, la iglesia de Sant'Agostino y la Rocca di Montestaffoli.
Hay muchos productos locales dignos de mención, como el azafrán y la Vernaccia di San Gimignano, un vino blanco muy aromático y versátil. Las mejores recetas de la zona son las de los platos principales de carne: arista, conejo y cordero.