Sumérjase en el ecléctico centro histórico de Brescia, por el que en tres mil años han pasado diferentes poblaciones, le será difícil elegir. Desde el Foro Romano y el complejo San Salvatore-Santa Giulia, sitios de la UNESCO, hasta la Brescia longobarda. Brescia es una ciudad que se puede visitar fácilmente a pie, combinando quizás un recorrido por las bellezas históricas y artísticas con eventos, exposiciones, iniciativas enogastronómicas y conciertos que animan su calendario cultural. Caminando por las calles de los alrededores olerás la carne en el asador, los casoncelli, la polenta, el salami y el queso fresco.
A sólo 15 minutos del centro de la ciudad se encuentra la zona de Franciacorta. Suba a bordo de nuestros vehículos y le llevaremos a descubrir algunos de los mejores viñedos de este paraíso para los amantes del vino y las burbujas. Después de visitar los viñedos y las bodegas, almuerzo en una taberna típica, antes de partir de nuevo hacia otros viñedos de la región de Franciacorta. Durante todo el día, degustará al menos seis variedades distintas, entre vinos tranquilos y espumosos.
La provincia de Brescia es conocida por una de sus joyas, Sirmione, en el suroeste del lago de Garda. Con el Tour de la Península de Sirmione experimentará un viaje en barco, pudiendo admirar desde el agua la Terma di Aquaria, la Grotte di Catullo, la playa de Jamaica, el manantial de agua sulfurosa de Boiola y el Castillo Scaligero. Si dispone de más tiempo, existe la excursión de medio día en lancha, que incluye Salò y la degustación final de prosecco.
Brescia fue la cuna de la primera fábrica de cerveza de Italia en 1829. La abrió el maestro cervecero Franz Xavier Wührer, con la idea de que los soldados austriacos destacados en la ciudad pudieran consumirla. Así nació el Wührer.
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