11 sept 2020
Descender al sustrato histórico de Nápoles es realizar un fascinante viaje a través de 2.400 años de historia, marcado por las obras de las épocas griega y romana, hasta llegar a los tiempos modernos. Las primeras excavaciones en el vientre de Nápoles, a 40 metros de profundidad, datan de hace 5.000 años. Han sido necesarios 20 años de intensos trabajos de excavación y recuperación para sacar a la luz un museo subterráneo de inmensa belleza y de importancia fundamental para dar a conocer retazos de vida, recuerdos históricos y costumbres de la época que, de otro modo, se habrían perdido.
En el siglo IV a.C., fueron los griegos quienes crearon las cisternas subterráneas para el abastecimiento de agua y excavaron canteras para encontrar el material necesario para construir los edificios, templos y murallas de la ciudad de Neápolis. Los griegos también utilizaron el subsuelo de la ciudad para excavar, a una profundidad de entre 10 y 12 metros, salas que se utilizarían como hipogeos funerarios.
Los romanos de la época de Augusto iniciaron el desarrollo monumental de los túneles subterráneos, construyendo una red de túneles viarios y el imponente acueducto Acqua Augusta Campaniae, alimentado por los manantiales de Serino. En el siglo XVI, el noble napolitano Cesare Carmignano decidió construir un nuevo acueducto para satisfacer completamente las necesidades de agua de la población.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las cavidades subterráneas se iluminaron para convertirlas en refugios contra los bombardeos aéreos, por lo que, al oír la sirena, miles de personas se precipitaron escaleras abajo para esconderse en sus profundas calles.
No hay forma más evocadora de adentrarse en el misterioso Nápoles Subterráneo, construido sobre la preciada toba amarilla, que una excursión de cinco horas con un guía turístico que le llevará a recorrer sus ruinas sumergidas. Comenzaremos en la Fuente de Neptuno, en la Piazza Municipio, para descender después al silencioso mundo de sus recovecos, donde un sendero conduce a su antigua belleza.
Bajando 136 escalones, se accede a las cavidades de toba excavadas en el siglo IV a.C. por los griegos. Es un recorrido iluminado por la luz de las velas que conduce a la Cisterna Grecorromana, obra maestra de los arquitectos de la época, que se extendía a 70 kilómetros del centro de la ciudad.
En las inmediaciones del Rione Sanità se encuentra la Necrópolis Helenística, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995, donde hace 2400 años la aristocracia greco-neapolitana construyó tumbas finamente decoradas. Caminando por la Via dei Cristallini, se entra en una puerta flanqueada por cuatro columnas, donde se disponen cuatro tumbas con antiguos tesoros.
Continuando por la ruta, se llega al túnel construido en 1853 por Fernando II de Borbón para conectar el Palacio Real con la Piazza Vittoria. Desde la entrada monumental, a pocos metros de la Piazza del Plebiscito, se desciende por una escalera construida en el siglo XVIII. Los puentes y muros construidos para cruzar las cisternas, junto con fragmentos de estatuas y objetos de la época, forman el telón de fondo.
La experiencia de visitar el Museo de la Guerra reserva momentos emocionantes. Uno se adentra en las salas donde se conservan documentos, objetos y materiales relacionados con la Segunda Guerra Mundial, dando un salto atrás en la historia entre 1940 y 1943.
El paseo por el espectacular mundo subterráneo de Nápoles continúa con el acceso, a 10 metros de profundidad, a la zona arqueológica de San Lorenzo Maggiore. Se pueden ver los restos del antiguo Foro Romano del siglo I d.C., que calca la estructura del ágora griega del siglo V a.C.. Estas calles eran el centro civil y religioso de la antigua ciudad, y se encuentran bajo la Basílica de San Lorenzo Maggiore, construida en 1200.
La visita "Nápoles a la luz del sol", de 40 euros, incluye billetes de metro, entradas a las ruinas subterráneas y guía en español. Para los niños de hasta 4 años la visita es gratuita. Quedan excluidos el transporte, la recogida en el hotel y el almuerzo. Pero a pocos pasos podrá sentarse en los restaurantes de cocina napolitana o en la Pizzeria Geotermica para degustar la inimitable pizza napolitana cocida en horno de toba.