Verona picta Urbi

Verona cuenta la historia de tres de sus antiguas calles de pórfido y muros de ladrillo rojo, la antigua historia de la época romana que inspiró a los más grandes artistas del Renacimiento. El recorrido comienza en la Basílica de San Zenón, donde la vista es captada por la grandeza de la madera del techo y es conducida a la nueva perspectiva de Andrea Mantegna. Las torres almenadas de Castelvecchio conservan hoy la belleza del Museo de Pintura Renacentista Veronese: los colores y los nuevos espacios son un viaje a la memoria artística del nuevo arte occidental. A la hora del aperitivo, la taberna ofrece la tradición más auténtica: sabrosas albóndigas y apetitosos picatostes acompañados de vinos morunos de las colinas veronesas. Continuando el paseo por las calles del centro de la ciudad se pueden ver las fachadas pintadas al fresco de los palacios nobles: en la Piazza dei Signori la riqueza de la ciudad se hace eco entre pórticos de mármol y elegantes arcadas. En la iglesia desacralizada, los olores de los platos tradicionales embriagan el aire y los tonos granates del Amarone colorean la mesa puesta para un almuerzo insólito. Por la tarde, el paseo nos lleva a descubrir al artista Veronese, a lo largo de las orillas del río Adigio entre historias de tiendas y artesanos de su ciudad natal, y termina con una visita a la obra firmada en la iglesia de San Paolo.