27 jun 2023
Periodo monumental de la historia de la humanidad, el Renacimiento puede definirse como un florecimiento de ideas en diversos campos, como el arte, la literatura, la ciencia y la filosofía. El periodo se llama así porque estuvo marcado por el renacimiento de las ideas clásicas romanas de la Antigüedad. El Renacimiento comenzó en Italia y se extendió gradualmente por toda Europa. Este movimiento influyó en muchos siglos más recientes de cultura. Adentrémonos en la historia del Renacimiento para saber cómo empezó.
Italia es la cuna del Imperio Romano, por lo que el Renacimiento se inspiró en los romanos para convertirse en un auténtico movimiento. Tras la caída del Imperio en el siglo IV y la posterior Edad Media, el arte romano cayó temporalmente en el olvido y se pirdió. No fue hasta el siglo XII cuando este arte romano se redescubrió y dio lugar al movimiento renacentista. Gracias a escritores italianos como Dante Alighieri y Francesco Petrarca, se estudiaron textos antiguos que contribuyeron a aumentar la fascinación por la Antigüedad en toda Italia. Estos estudios y sus ideas se extendieron después a distintos ámbitos de la sociedad, como el arte, la filosofía, la literatura, la ciencia, las matemáticas, etc., forjando poco a poco el Renacimiento.
¿Contribuyó realmente la peste negra al Renacimiento? Durante la Edad Media, la peste tuvo un efecto devastador en Italia, diezmando a gran parte de su población. Por desgracia, pocos lograron resistir... ¡pero aún quedaba un rayo de esperanza! La economía se recuperó poco a poco y menos gente competía por los puestos de trabajo y las oportunidades laborales, por lo que era más fácil hacerse rico durante esa época.
Si el Renacimiento tuvo lugar, fue también gracias a la riqueza y prosperidad de este país. Durante los siglos XIV, XV y XVI, Italia concluyó fructíferos acuerdos comerciales con gran parte de Asia, así como con Europa del Este, aumentando así su capital. Varias ricas familias de mercaderes florentinos, como la de los Médicis, disfrutaron de la libertad financiera que suponía confiar en los artistas con más talento del país. De hecho, estas ricas familias encargaron numerosas obras, tanto privadas como públicas, a estos famosos artistas. Esto permitió a los artistas desarrollar todo su potencial. Al mismo tiempo los artistas querían sobre todo impresionar a sus clientes para poder vivir de su arte. En ocasiones, la vida de los artistas dependía de su arte, lo que les impulsaba a producir la mejor obra posible.
A medida que el Renacimiento se desarrollaba, se desplazó de Florencia a Roma, dando lugar a un periodo que suele denominarse "Alto Renacimiento". En esta época, el Vaticano era uno de los mecenas más poderosos de Roma. Inspirados por el antiguo Imperio Romano, muchos de los papas más poderosos de Roma trataron de restaurar la gloria de Roma como ciudad creativa. Así, década tras década, los papas encargaban obras de arte a diversos artistas de la época, dedicando enormes sumas de dinero a esta tarea. Entre los más grandes artistas romanos se encontraban Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel. Quizás si Italia no hubiera sido un país tan rico y nadie hubiera apoyado el arte renacentista, nunca habríamos visto el David de Miguel Ángel, de 1504, ni la Última Cena de Leonardo da Vinci, pintada entre 1494 y 1498.